domingo, 6 de mayo de 2007

Estas son cosas sobre mi madre

Hoy es el día de la madre, y salgo de mi reciente autismo, no sé muy bien por qué.

Mi madre nació antes de la guerra civil, y todavía recuerda correr por las calles agarrada con sus hermanos a las faldas de mi abuela, mientras las sirenas antiaéreas atronaban las nubes. Es extraño pensar que ella vivió cosas que sus hijos sólo relacionamos con películas. Es muy suyo habernos criado así, sin contarnos apenas nada sobre ella, sin dejar que heredáramos su experiencia, dándonos libertad para vivir nosotros.

La llamaron Violeta, pero tras la guerra el registrador añadió otro nombre, porque no existe Santa Violeta. Ella nunca lo ha usado. Ella siempre ha sido Violeta.

En la posguerra se fue a Londres a estudiar, porque aquí no podía: mi abuelo era viejo conocido de los archivos franquistas. Pero antes se quedó prendada de mi padre, el mejor amigo de su hermano. En Londres estudió y progresó, y junto a su hermana se estableció en la ciudad de Brentwood, y trabajó en el Hospital Psiquiátrico. Si os preguntábais por qué los hijos somos un poco raros, por ahí pueden ir los tiros: lo suyo era la psiquiatría.

Volvía a España de vez en cuando, y se ennovió con mi padre. A él la broma le costó la amistad de su mejor amigo. Fueron novios a distancia muchos años, pues ella no se decidió a volver hasta pasados los treinta. Cuando volvió, oh escándalo de la familia paterna, se puso a trabajar en Madrid. De intérprete, porque no la convalidaron sus estudios en Inglaterra. Trabajó duro, y tuvo éxito. Conoció a Charlton Heston y Elisabeth Taylor en el rodaje de El Cid. De él recuerda su educación exquisita, y sus ojos increíblemente azules. De ella, la patada que dio a un gato negro que se cruzó en su camino saliendo de la roullote que hacía de camerino. Terminó trabajando como secretaria personal de un ministro. De ésa época sólo me ha contado el frío que hacía en el castillo en el que vivían, y lo cretina que era la ministra.

Y entonces se casó, a los treinta y pocos, muy mayor para la época, pero seguramente antes de lo que hubiera querido. Y lo dejó todo: carrera, estudios, contactos, vida social, todo, nunca volvió la cabeza atrás. Y se dedicó a sus hijos. Y cuando empezamos a ser mayores, a ayudar a mi padre con sus finanzas, siempre metida en bolsa, y papeles para arriba, y papeles para abajo, que si pólizas, que si primas.

Yo soy el tercer hijo, el primer varón. Ya todos rondamos o pasamos la cuarentena. Hemos tenido una educación rígida, a veces en exceso. En casa nunca hubo sitio para el "no puedo". Nunca hubo sitio para las excusas. Tú hazlo, es tu obligación, y verás como sale. Y si no sale, lo vuelves a intentar. Puedes hacerlo todo. Tampoco hubo religión, no fuimos ni somos cristianos. Sí hubo mucha manipulación emocional. Y libros, muchos libros.

Todos estudiamos en universidades privadas, algunos más de una carrera. Ellos cumplieron. Nosotros cumplimos.

Nos ganamos bien la vida. Dos estamos casados, dos solteros. Sólo hay dos nietos, y ella tampoco quiere más. Mejor, porque la iban a dar igual. Ella vive su semi-retiro entre libros y series en DVD, cuando no vigila a su nieto Daniel, que es un monstruo.

Es fuerte. Y dura. Inteligente. Y manipuladora. Peligrosa. La única forma segura de acercarte a ella es tener las ideas muy claras. Si no, te las cambiará. Mis amigos de antaño la apodaban el dragón de comodo, go figure.

Cuando tenía 10 años, tuve mi primera experiencia sexual. Era un año mayor que yo, de mi clase, en el colegio, los baños. Siempre los baños.

Mis curas se dieron cuenta. Pero no eran curas al uso, gracias a Dios. Eran misioneros, y sabían que la vida ni empieza ni acaba en los libros, tampoco en los sagrados. Llamaron a mi madre, y se lo dijeron. Les pidió que me ayudaran. Ella no hizo nada. Ella no dijo nada.

Tardó diez años en decir algo. Yo salía con un muchacho fantástico, un artista. Su único problema es que era depresivo. Y me arrastraba a mí a su infierno personal. Una mañana no pude más y le dejé. Ese mediodía, mi madre me envió un recado a través de mi hermano: que dejes a ese chico, que no te conviene. Mi enfado fue terrible.

Todos aquellos años de miedo a ser descubierto, de soledad, de temor a ser echado de casa. Todo aquel horror, tantas lágrimas enjuagadas en la almohada, la paliza que me dieron por ser gay, teniendo que ocultar los moratones bajo la ropa durante semanas para que nadie preguntara; tanta mierda y tanto dolor, por algo de lo que nunca dudé, y de lo que nunca me avergoncé. Todavía no sé si la he perdonado su silencio. Todavía no sé si hay algo que perdonar.

Ella me contó, y como habréis visto no es de las que cuentan mucho, que uno de sus jefes era gay, y ella vio lo desgraciado que era. No quería que yo pasara por lo mismo, no quería que yo fuera gay. Buen intento. Pero es cierto que en la sierra, guardadas en una cristalera, conserva un juego de copas de champán, de extraños colores, muy maricas ellas. Fue el regalo de boda de aquel jefe.

Luego vinieron más años de desenfreno y locuras. A todo asintió y asistió sin apenas decir nada. Tan sólo exigía, si andaba desaparecido, que llamara a casa hacia el mediodía. Era como fichar. Luego seguía bailando. Años. Bueno, bailando y algunas otras cosas.

Y de repente, me enamoré. La primera vez fue un desastre monumental, de modo que esta vez se llevó las manos a la cabeza: “¿Pero no estabas mejor solo?”, y yo: “Señor, señor, dame paciencia…” Luego conoció a La Portera, y se hizo su fan número uno. A su manera, distante y controlada, no sabe en qué altar colocarle por haber “reformado” a su hijo. Sí, hijos, sí, mi vida actual es la reformada. Imaginad la anterior. Esto fue hace nueve años.

Estas son cosas sobre mi madre.

El lunes pasado encargué por Internet un ramo de rosas blancas y un precioso jarrón inglés, de vidrio soplado. Para hoy. Porque es mi madre, y no hay lágrima que no derrame o sangre que no vierta por ella. Hoy me ha despertado a las 9 para darme las gracias: acababan de llegar, y no había desenvuelto el jarrón todavía, pero la dio igual: era precioso.

El viernes pasé la tarde en el Ruber. Quizá para recordarnos el Día de la Madre, llevaba dos días vomitando y con mareos. Yo había pasado a verla, y cuando se me desmayó en los brazos, llamé a mis hermanos y me la llevé a urgencias, no fiándome de cuánto podía tardar una ambulancia. Aún en la recepción de urgencias, antes de desmayarse de nuevo, todavía tuvo ánimos de engañar a la enfermera quitándose años. Genio y figura.

Fue sólo un susto, los muchos años, dijo el gilipollas del médico. El sábado noche me puse a vomitar yo: el día anterior se me cortó la digestión. Debió ser el olor de hospital, que lo odio.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

No me queda muy claro qué idea quieres transmitir sobre tu madre, si positiva o negativa. Se ve que intentas ser objetivo a hablar de ella, pero todo se trasluce.
El intento es bueno, ahora te propongo que repitas este post cambiando el narrador, que sean ahora tus hermanos, si es que eres capaz de meterte en su cabeza hasta ese punto.

Ken TeDen dijo...

Sísifo,

No intento transmitir una idea positiva o negativa, solo hechos. Que cada uno concluya lo que quiera. Nada es blanco o negro, solo hay grises, y en una madre, siempre están todos los colores. No se puede ser objetivo.

Respecto de mis hermanos, somos muy diferentes, dos nos parecemos entre nosotros, pero no, los otros dos se parecen entre ellos, pero tampoco. Pero a los cuatro se nos nota quién nos parió.

Aún así, dado que es más una relación de hechos que una opinión, los tres la suscribirían sin problemas. Si no lo hacen, ya leerás sus comentarios, tranquilo.

Anónimo dijo...

Yo quería hacer un post sobre mamá, pero...

otro día mejor.

ConchaCoach dijo...

podría narrarte cómo hemos vivido nuestro dia de la madre...pero mejor no. Te puedes hacer una idea.
Ha vuelto a su ser.
Ya me queda nada que esperar, excepto lo de siempre.
Me nos mal que días de estos son sólo una vez al año.
Bs

Anónimo dijo...

Y de repente, un día, sin que sea tampoco nada brusco ni una especie de rayo que te cae del cielo, va uno y se da cuenta de que su madre.... no es perfecta!!
Gracias a Dios (muletilla heredada de una educación cristiana), eso pasa cuando ya tienes una edad, que de pequeño a lo mejor no se supera una cosa así.
Hasta las madres son personas, y cometen errores. En la/nuestra educación, en su vida,....... (como, por ejemplo, ser fan número uno de Laportera........... jajajaj, no, broma, que eso es un puntazo genial!!!!)
Darse uno cuenta de eso hace que se tenga una visión más realista de la madre, yo quiero que entender mejor a alguien hace que le aprecies más. Por eso yo sí que creo que has dado una visión positiva de tu madre. Porque es la que es.
Respecto a la salida del autismo (que suena a salida del armario), :D, pues eso, niño, que el blog también está para cuando a uno le apetece y punto. Para lo que uno quiera.
Por último: entiendo lo del odio al olor de hospital. Yo es que ya me he acostumbrado, pero te doy la razón..... fatal.
Un abrazo a tooooodas las viboras pícaras. Besos

Anónimo dijo...

Coño Max... que las palabras y todo aquel rollo que me metiste? jaja y ahora veo aqui la palabra franquista hablando de tu madre!

um, no se que pensar, jajaaj Sin embargo tu madre no se ha metido nunca con tus ideas politicas? pues no es tan manipulador como dices, jaja casi, me cae bien, la verdad, ajajaj. Es broma, eh
que madre no hay mas que una (joer, odio los topicos). Bueno, dos cosas:
1) pq estais tan autistas como dices? Vosotros tambien estais pensnado en dejarlo?

2) que este post es muy intimista y almodovariano y que me ha encantado...

bezos.

Anónimo dijo...

pues eso es la familia... lo mejor y lo peor todo al mismo tiempo. Es raro. Pero casi siempre es mucho mejor tenerla que no. Y dan tema de conversación, tema para el blog, tema para hacer rico al psiquiatra...

LaPortera dijo...

Para iago, después de hablar con alguna que otra persona, y comentar que no entienden tu comentario, te hago esta pregunta: ¿que quieres decir con lo de "la palabra franquista"? espero que sea una broma ( si lo es, de mal gusto, por cierto )porque si insinúas que mi marido es franquista, por ser de otra opción política que no sea la tuya mal vamos, porque a mi se me tocan los huevos una vez y no mas...
Espero que lo aclares.
Con esto no quiero molestar a nadie.

Pd.Tengo tan mala leche a veces, que se me corta...

Saludos La portera.

Ken TeDen dijo...

Bufff, Iago, con la iglesia hemos topado!

Yo que tú corría a aclararlo, jajajaja

Max

Anónimo dijo...

Pues las madres, resulta que lo que tenemos claro, y no todo el mundo, es que nos han parido. Y ya!

Las hay que se desviven por los hijos, las insufribles, las que sobreprotegen, las que echan al hijo al mundo y se despreocupan... madres al fin y al cabo, después de todo yo no he sido madre, ni padre (aún), y no puedo decir, pero recuerdo a mi queridísimo Gabilondo que decía, que los padres siempre siempre siempre se equivocan, hagan lo que hagan, porque no pueden ensayar...

De momento para ti, besos, besos maniacodepresivos, ansiosos, locos, castos, chungos, con los labios torcidos, pero muchos besitos Max, que siempre vamos avanzando aunque sea de culo como los putos maricones jajaja.

Anónimo dijo...

Se te echa de menos. Necesitas algo? :(

Anónimo dijo...

Uff, me has recordado demasiadas cosas con este post tan personal. Demasiadas.
Tienes razon al decir que uno al hablar de su madre no puede exponer una visión psotiva o negativca acerca de sus actuaciones y comportamientos sobre nosotros. Lo único que se es que no has querido desde que nos sienten dentro, y eso ya no pueden dejar de hacerlo, por mucho que discrepan o se disgusten por como somos o lo que hacemos.
Ese amor a veces logran trasmitirlo de tal manera que lo recibimos y ampliamos con el tiempo hacia ellas, a nuestra manera.
Nunca le dije tanto a mi madre que la quería, ni le di besos y achuchones como cuando enfermó.
Ella ya no está. la recordé a principios de noviembre en un post. Otras veces ya hice referencia ella. La última vez recientemente, cuando comenté que le llevé una cinta de la Virgen del Pilar, que me trajo alguien especial de Zaragoza, a su tumba por el Día de la Madre.
Por mucho tiempo que pase desdesu marcha sigo emocionandome.
Se pasa mal, me hace mal recordar. Pero no puedo evitarlo. Y la sigo queriendo, como cuando era un niño, como cuando le di disgustos, como cuando la hice feliz, como si estuviera aqui.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me he quedado con la mirada embobada ante la pantalla del ordenador... de repente me he sentido como tu hermano.
Durante 5 minutos he crecido junto a ti... hasta dolerme la estancia del hospital.
Espero que se haya quedado en un mero susto.
La inteligencia se hereda... queda comprobado ;)
Un abrazo enorme :) Gracias.