viernes, 12 de enero de 2007

Amigo localizado

Ayer estaba en la calle Fuencarral de compras con el bebo, osease, La Portera, sobre las nueve y pico de la noche. Íbamos volviendo al coche para ir a cenar, al Wok por supuesto, no sé le ha dado a éste, cuando al pasar por el pequeño santuario del Cristo, sí, hombre, ése que nadie se fija que está ahí, pues ese, donde Cristo perdió el chaleco y yo una cazadora de cuero que… bueno, eso es otra historia, sólo decir que dentro se está calentito.

El caso es que me giro y creo reconocer a alguien al otro lado de la calle. Le pregunto a mi marido, oye, ¿no se parece a Robi? Pues era él.

Llevábamos unos seis años sin vernos, desde que nos fuimos al extranjero y perdí los teléfonos de medio Madrid en la maldita mudanza. Me hizo mucha ilusión, ya no sabía qué hacer para localizarle, hasta pensé en presentarme en casa de su madre tipo “Quién Sabe Dónde” o pasar un papelito bajo la puerta…Es broma, Conchita es un cielo.

Quedamos en llamarnos mañana para ponernos al día, pero no hemos esperado, y hemos hablado hace un rato casi una hora. Benditas ofertas de Vodafone!

Conocí a Robi, esto es fuerte, con 17 años, en la mili. Éramos voluntarios de la misma compañía, de un cuartel en la Castellana. Allí pasamos 18 meses escaqueándonos en la peluquería, compartiendo guardias – él se solía esconder en la centralita conmigo, o en el botiquín, con otro amigo – y preguntándonos quién coño compraba las revistas porno gay del cuerpo de guardia, que no era precisamente el sitio que se te ocurriera buscar, ¿no?, soldadito español y esas cosas, sí, sí, menudo mariconeo…

Éramos 9 voluntarios aquel reemplazo, y 4 éramos gay. El quinto nunca estuvimos seguros, jajaja, pero yo todavía pienso que sí, y Robi también. De todas formas, ése chico estaba más vacío que los huevos Kinder. Recuerdo que dos de los héteros eran heavies, y formábamos un grupo de lo más colorido: 5 divinas y 2 heavies, agárrate que vienen curvas.

De dos de los gays no sé nada. A otro, David, compañero de juergas, le perdimos en la autopista de Barcelona, camino del Radical. Conducía él, creo, y nunca supimos qué pasó. Eran tiempos un tanto desesperados, esos.

Yo nunca quedaba con nadie, salía a pelo, y Barbie y Robi eran las únicas excepciones. Estuvimos saliendo juntos por rachas durante muchos años, desde aquél día que me presenté en su casa a las cinco de la tarde hecho polvo porque creía haberme enamorado de mi heterísimo entrenador, y no sabía qué hacer. Todavía recuerdo su respuesta: ¿quieres una copa? Luego supongo que nos iríamos a Voltereta – joder, eso ha quedado más antiguo que las cuevas de Altamira…

Bebíamos más que los peces del villancico. Recuerdo la vez que nos hicimos pasar por hermanos en el Strong, y que luego entramos en el oscuro a buscar a no sé quién, y montamos un buen número con los potros de cuero y las cadenas. Ahora que lo digo, no recuerdo si eso fue con la Túrica, o es que la Barbie estuvo por su cuenta y me lo contó. No caigo. Por cierto, Barbie, ¿cuándo nos vas a hablar de la Veneno?

Otras veces nos pasábamos de vueltas en las terrazas de Castellana, especialmente en esa en que los amigos de los dueños entrábamos al baño al burdel de la esquina. Eso os lo contaré otro día, porque nuestras interesantes conversaciones con las señoritas de la noche sobre precios y trucos sexuales dan para varios blogs, y nuestra querida Barbie, que estaba allí tomando notas como una posesa y se los sabe todos, me gruñirá que me repito más que el ajo.

Lo más fuerte me lo callo, que nunca se sabe quién lee éstas cosas.

Son muchos años, y a los dos nos han pasado muchas cosas: nos hemos emparejado, hemos roto, nos hemos mudado, cambiado de trabajo, y siempre que empezábamos a salir de nuevo juntos, nos poníamos al día en un rato, y parecía que nos habíamos visto el finde anterior. Para mí, eso es amistad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectiviwonder, eso es amistad. Pasa a veces, tener a alguien al que, aunque veasde uvas a peras, sabes que sigue siendo tu amig@ y no te pone malas caras y en un rato parece que no os hayais dejado de ver más de tres días.
A proposito, Ken, deja de decir esas cosas sobre barbie, que son todo mentiras fijo. Barbie es muy glamourosa, seguro que sólo sale de la Biblioteca Nacional y de la Casa de la Caridad donde ayuda a los desfavorecidos para irse de compras por Serrano y Claudio Coelho!!!! Esas historias sórdidas,.... ahí la Barbie como mucho era vuestro angel de la guardia!

Ken TeDen dijo...

Fran, me niego a comentar, tu vente un finde a Madrid y verás a qué Biblioteca Nacional va ésta...

Unknown dijo...

Me ha encantado esta historia, Ken...esa es la verdadera amistad. Tú la encontraste en la mili (mira tú por donde), pero lo que está claro es que no se encuentra por las esquinas....
Estoy esperando preios y trucos, sisisisi...
Y al Fran, decirle que se le ve el plumero, que se te ve hiper-mega amigo de la Barbie...que yo la quiero mucho, oyes, pero que da tiempo pa tó.
Hay que ir a la biblio, al curro, de compras, a Londres, y si hay que entrar en el oscuro, pues entra una, pero eso sí, sin perder una pizca de glamour...
Besitos