Ayer estaba tomando café con unos amigos, y hablamos del tema gimnasios. Yo conté nuestras experiencias en el gimnasio de Frankfurt donde íbamos. Bueno, La Portera iba; yo llegaba a la hora del jacuzzi, y luego nos íbamos a cenar, jaja
Como el finde no ha dado mucho de sí, os voy a contar algunas cosas de por allí. Tenemos miles de anécdotas, pero sólo os contaré éstas. Por ahora. No prometo no volveros a castigar en el futuro.
Como buenos alemanes, en la zona de saunas y jacuzzis, todo el mundo va desnudo. A nosotros no nos importó ir sin ropa hasta que vino un día vino una compañera española del trabajo, con su enorme bañador de cuerpo entero: menudo corte ponerte desnudo delante de ella con su bañador! Así que por cortesía pasamos la vergüenza de ir en bañador cuando todo el mundo iba desnudo. El caso es estar jodido por algo, coño!
Había bastante cancaneo por allí. No sé por qué, pero era siempre en el jacuzzi donde tiraban los tejos a La Portera. Nos hacía gracia, y de todas formas así practicaba su alemán. Aún así, joder qué mal ligan los alemanes…Bueno, los Hessians, al menos. Aparte de bordes, maleducados y desagradables, cuando te ligan no sabes si echarte la mano a la cartera o al taxi más cercano.
Pero es que Frankfurt es una ciudad maldita. Fea, difícil de vivir, la gente es terrible, los museos cutres – bueno, es una ciudad pequeña, y pocas ciudades de Europa pueden competir con Madrid en eso. O con España. Alemania es un erial comparado. Nunca hubo mucho, pero después de los bombardeos de la última guerra mundial, queda mucho menos. Y lo que queda está restaurado, y mal. Aún así, ciudades como Colonia, Berlín o Hamburgo son alucinantes.
El transporte público en Frankfurt es antiguo y se rompe mucho. En las tiendas te ignoran, pasan completamente del cliente, es increíble. Les molesta que entres, y si preguntas ya te has pasado. Otros europeos nos decían que la generación actual ha heredado tanto dinero de la anterior, los que levantaron el país tras la guerra, que una gran parte de la población no necesita trabajar: viven de intereses y alquileres.
Lo de los bancos es de tralla: sus sistemas informáticos son tan antiguos, que cuando pides el saldo por cajero, por Internet o en la sucursal, te dan el saldo real, o con 24 horas de retraso, pero los movimientos de los últimos días no aparecen, con lo que te vuelves loco, no sabes lo que has pagado o lo que no, ni el dinero que tienes. Yo tardé meses en darme cuenta del truco.
¿Hacer una transferencia a España? Sí, claro, los días 1 y 15 de cada mes. En resto de los días, no hay transferencias (eso el banco de mi zona) Otras veces me perdían el dinero, y tardaban dos semanas en ponerlo en Madrid. De traca. ¿Pagar con Visa? En el centro, porque fuera del downtown, nadie acepta tarjetas, ni crédito ni débito: solo cash. Y es que adoran el cash…
El cartel que más se ve: verbotten (prohibido) Está prohibido hacer fiestas en la piscina
O segar el césped en Dmoingo. O hacer la casa en finde (Esto no te lo pueden prohibir, pero está mal visto. Que les den)
Cuidado con no reciclar convenientemente (las bolsas de basura son transparentes, de modo que los basureros y tus vecinos pueden ver si has metido algo que no debes. Los basureros dejan la basura en el sitio, los vecinos te denuncian a la policía: palabrita del niño Jesús. Por cierto, en nuestra casa recogían la basura cada 3 ó 4 semanas)
Si dos coches tienen un accidente en la calle, se paran, llaman a la policía y sacan sus cámaras de fotos (las tienen en la guantera) Si hay coches detrás, se siente, allí se queda todo el mundo hasta que la poli saca sus propias fotos.
Y es que lo de los seguros allí es una obsesión: uno de nuestros mejores amigos, Frank, holandés, ennoviado con Marion, una alemana de Hamburgo absolutamente encantadora: ella tira una tostada con mantequilla sobre el sofá nuevo de Frank. Frank denuncia a Marion al seguro de su padre, que inmediatamente paga un cojín nuevo. Esto es verídico. Cuando íbamos a su casa, de puntillas, tío, de puntillas…
Racistas, a modo. Pero es que lo lleven incorporado, joder, es que son así. Para ellos, los españoles vivimos en cuevas, no sabemos lo que es un lavaplatos. ¡Nos decían que abriéramos las ventanas para que no saliera moho en los muebles¡
Y eso que con los españoles no era lo peor. Era mucho peor con los turcos o los orientales.
La Portera una vez le dijo a una amiga alemana que había visto no sé que pájaro, que normalmente debía ser negro, en una mezcla de blanco y negro. La respuesta: es un error de la naturaleza.
Nunca habléis de la guerra, ni del nazismo. Lo llevan de pena. Ellos tampoco lo hablan entre ellos, pero lo tienen todos los días en la tele, las revistas o los periódicos: es una suerte de auto-fustigación permanente.
Y luego la puta manía de ir a todos sitios en convoy: en la autopista – porque lo de las autobahn es medio chiste, están deshechas por falta de inversión – todos los coches a la misma velocidad por el mismo carril! Yo trabajaba en la planta 28 de una torre. Desde mi despacho veía a la gente abajo salir del autobús, todos juntos, y andar todos juntos hasta el siguiente cruce. Pero eso si, ni una palabra entre ellos. ¡Una cosa más rara!
Es como si tuvieran miedo de ir solos al baño: llegas a un semáforo en rojo. Pero allí no hay NADA de tráfico, de modo que no viene ningún coche. Pero ellos están todos esperando que se ponga verde. Eso sí, si uno rompe la formación y cruza – normalmente un español -, todos cruzan en rojo detrás. ¿Tú lo entiendes? En seis años viviendo allí, yo no lo conseguí.
Una vez, La Portera y yo calentitos en el jacuzzi. Había además dos alemanes, creo. A unos 6 metros, una alemana de dos metros y treinta años, en pelota picada impresionan todavía más, trastabilla y se apoya de forma rara contra la pared. Este y yo nos miramos sorprendidos. A los 5 segundos, la tía se desploma cuan larga con un cabezazo contra las baldosas: clonc!
La Portera y yo salimos escopetados del jacuzzi y llegamos donde ella. Yo el primero, la levanto un poco la cabeza mientras abre los ojos. La Portera coge el teléfono de emergencia, y llama a Recepción: le dicen que vale.
Por fin los dos alemanes, al ver que somos extranjeros, se levantan del jacuzzi y acuden. Entre los dos, la medio levantan, y ella se cae de nuevo: cabezazo que te crió, clonc!
Esta vez les insisto en dejarla en el suelo. La pongo una toalla bajo la cabeza y esperamos a los del gimnasio. Salen cinco ó seis de las saunas, miran, y se vuelven adentro.
Cinco minutos después, alguien se asoma. Cinco más tarde, aparece un tío enorme, que la coge en brazos y se la lleva al chill-out. Cinco más tarde, aparece un zumo de naranja en ésa dirección. A nosotros, ni palabra. Volvimos al jacuzzi.
Ayer Roby nos preguntó si habían sido 6 años desperdiciados. La Portera dijo rápido que no, pero yo dije que en ciertos aspectos, pues sí, para que nos vamos a engañar. No es que nos arrepintamos, pero hemos dejado de hacer demasiadas cosas que nos gustan. Ahora que por fin estamos de vuelta en el foro, estamos de subidón, jaja.
2 comentarios:
Es verdad, Alemania es lo peor. De visita y gracias.
Y los alemanes son mas maleducados en la costa. En Mallorca son una plaga, no les aguantamos nadie.
Ellen
Pues mi hermano ha estado trabajando en Frankfurt casi dos años y le ha gustado!!!!!
Dice que es una ciudad pequeña.pero que hay muchas actividades y mucha gente extranjera en el mismo plan.
Aunque reconoce que los alemanes son especialitos,.... menos la novia alemana que tuvo.
Bueno, en otro orden de cosas, no puedo esperar a conocer vuestra odisea británica, que esos si que son raritos de cuidado.Ya contaréis. Barbie, tu tienes mucho glamour, así que allí pasarás como familia de la queen fijo!!!
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