lunes, 8 de enero de 2007

Empezamos...

La zorra y yo hemos decidido – bueno, yo he decidido, y ella y La Portera me siguen la corriente por ahora – contar en un blog las historias que (se) nos ocurran.

De modo que aquí estamos. Ya veremos lo que nos dura la gilipollez.

Empezamos.

Este findeeeeee… Ah, sí, salimos.

Primero cenamos en el Wok de Chueca, que yo no conocía y me encantó. El problema fue que a La Portera y a mí nos tocó sentarnos en los cojines, mientras la Barbie Túrica ésta escogió la silla. Resultado: estaba como dos palmos más alta que nosotros. Por fin, zorrapastrosa, nos ves desde arriba, ¿eh?

De ahí a la Lupe. La Portera estaba de morros conmigo de modo que aproveché para ir al baño. Esto de los baños mixtos se está poniendo de moda - y no es que me importe, yo he pasado más tiempo en el de las chicas con mis amigas que en el de tíos – pero el de la Lupe tiene algo especial: la puerta es un batiente de unos 2.5 metros de alto, 20 cms de grosor y tan ancha como el pasillo, y encima cuesta moverla – Total, que parece de película.

Cuando volví, la Barbie y La Portera estaban partidas de risa hablando con la de la barra. Esta había cogido un rollo de cocina de esos, y no paraba de desenrollarlo, según ella para dar un pañuelo a la Barbie. Había como dos metros de papel de cocina por el suelo: es que no se les puede dejar solos, ains…

Total, que de ahí a la Bohe, tan cutre como siempre, y luego al Fulanita. Y allí no había quien entrase. ¿Es que nadie controla el aforo en estos locales? Un día va a haber un fuego y vamos a arder todas como teas…porque de allí no sale ni el tate. ¿A quién están sobornando?

Claro, que para excesos de aforo, el Escape. Allí estuvimos bailando junto a un trío: una pareja de chicos y una mariliendre. Uno de los tíos no sé qué se había tomado, pero creía que era lo más: le sobraban unos cuantos/demasiados kilos, bailaba como un oso borracho y llevaba una camiseta blanca-albañil que daba grima. Yo no sabía si pegarle con el calcetín o regalarle un espejo, pero entonces noté que había babas por el suelo, y que venían de la Barbie: tres nenas estaban bailando en sujetador encima de un podio. La Portera y yo tuvimos que sacarla de allí a dúo: uno tiraba y el otro empujaba. Lo de ésta tía es fuerte!

Al salir, casi le aflojo una hostia a la boba de la recojevasos, que me medio tiró a la Barbie contra la pared. Sólo tuve que llamarla la atención y asesinarla con la mirada. Se quedó estupefacta, farfulló una broma, e intentó continuar. No la dejé, y la seguí poniendo en evidencia unos segundos. Al final la dejé ir. Luego me di cuenta de que a mi espalda tenia a La Portera, y ¡ése sí que pone caras de mala hostia! Y es que las bolleras de hoy ya no saben comportarse en un local. Cuando quieren moverse, empujan y empujan como si eso les fuera a servir de algo. Son víctimas de la educación del botellón, que es lo que yo digo.

Sabíamos de un local nuevo, de modo que allá que nos fuimos. Se llama la Boite, y oh, casualidad, está en el antiguo La Rosa. Para que luego digan que el tiempo y el espacio no se cruzan, vayan y vean: igualico, igualico. Han puesto una barra más y ampliado la pista, ya está.

Mucho niño mono, pero todos solos, ya sabéis la canción. Localicé a una nueva tribu, que llamaremos Las Nuevas Mari-Pijas. A saber:

- vaquerito estrecho

- polo blanco

- jersey de punto o lana fino, rojo o azul

- y lo más fuerte, pelo largo a lo Rebelde Way - ¿era eso, Barbie?

Penosos, los pobres.

Por lo demás, bien. Buena mezcla de gente y edades - de niñitos con acné hasta maduritos bien. La música bastante buena, no demasiada gente - por lo menos sabían abrirse paso -, jaja.

La Barbie se puso a hablar con una drag, que llevaba un pelucón de medio metro; luego averiguamos por qué: cuando subieron a bailar a la pista ella y la otra drag, la primera se ponía en cuclillas de vez en cuando y la otra sacaba confetis de la peluca, y se los tiraba al público. Que fuerrrrte! Llevaba una bolsa entera! Me pregunto qué más le cabía...uhmm

En la peluca, mal pensados! En otros sitios, el Titanic de lado supongo, juasjuas. Las dos drag acabaron persiguiendo a la
Barbie con bandejas de roscón, pero a mi no me ofreció ni una: zorras!

Ufff, qué rollo me estoy marcando. Cambiemos a las maldades, que eso siempre da para más. Esta maldad es sobre la Barbie, juasjuas.

Resulta que hace algún tiempo la Barbie se lió con una en La Rosa. A la nueva llamémosla Mari. Hasta ahí, normal – normal… jisjis

Yo el petardeo lo aguanto lo justo, y visto el percal, me largué, supongo que al Max.

Al día siguiente, llego a Chueca y me las encuentro en la terraza, sentadas con el resto de la banda. La Barbie me hacía gestos histéricos y mucacas extrañas cada vez que la Mari no miraba, pero sería por la resaca o porque ella de natural se comporta así, no la hice ni caso.

En esto que la Mari se va al baño, y la Túrica se me abalanza:

- ¡Coño, que te digo que no preguntes nada de ayer!

- Ay joder, y yo que sé… ¿Por qué?

- ¡Por que no me acuerrrrdo!

- Ah, coño, vale. ¿Estáis saliendo?

- ¿Y yo qué sé?

- ¿Pero no estabas allí?

- Sí, joder, ¡pero que no me acuerrrrrdo!

- Vale, ahora lo averiguo yo

Total, que me levanté tan chulo y seguí a la otra al baño. Al llegar la pregunto qué tal con la Barbie, y me dice que muy bien y tal. La pregunto que si están saliendo, y haciéndose la tímida y poniendo muecas me dice que sí. Pues ya está.

Salimos y vamos hacia la mesa, yo un par de pasos detrás. Localizo la mirada de la Barbie, y la hago gestos histéricos de que sí. ¡Y no va la zorra, y, según llega la Mari, la planta un besazo en los morrros! Es que me parto….

Bueno, ahora maldad por maldad, la zorra está querrá contar algo de mí. Yo me cabrearé, y al final llegaremos a un acuerdo: hablaremos de vosotras.

Preparaaaos, nenaaaaas.

Ken TeDen

1 comentario:

RicardoK:. dijo...

Je je je, me divertí mucho con su blog, espero que lo sigan actualizando.

Un saludo desde Bogotá